El jasídismo y sus músicas

Por Hervé Roten

El jasídismo, corriente místico judío nacido en Europa del Este en la mitad del siglo XVIII, favoreció la emergencia de numerosas músicas teniendo el objetivo trascender las impurezas de este mundo…

 

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En la mitad del siglo XVIII, la miseria y las persecuciones que golpean fuertemente a los Judíos de Europa del Este han conducido estos últimos a un profundo repliegue sobre ellos mismos. Después de la desilusión engendrada por la apostasía del falso Mesías Sabbataï Tsevi, numerosos Judíos sucumbieron a un misticismo ambiente que conduzco a la emergencia del movimiento jasídico. El jasídismo fue fundado en Podolia por Israël ben Eliezer Baal Chem Tov (1700-1760). Percibido al origen como una reacción al intelectualismo austero de los rabis, este movimiento de inspiración popular preconiza la accesión al divino por la alegría (simha) y el entusiasmo (hitlavout) en la oración. A esta doctrina, inspirada por el corriente cabalístico de Safed, se añade el concepto de deveqout (“apego”) que marcó un estado de adhesión total a Dios en todos los actos cotidianos de la vida. Así el hasid sirve a su creador incluso cuando come o bebe, a la condición hacerlo en un espíritu de santidad.

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Aunque contestado por las instancias oficiales de la comunidad judía (los mitnagedim), el movimiento jasídico ha conocido una expansión rápida: se estima que posiblemente habia conquistado más de la mitad de la población judía oriental al inicio del siglo XIX. A la cabeza de los hasidim “reina” un tsadik quien mantiene una verdadera corte. La carga de  tsadik, primera transmitida del maestro al discípulo más prestigioso, se vuelve progresivamente hereditario al punto de engendrar verdaderas linajes dinásticas. Cada dinastía – generalmente llamada por el nombre de la ciudad donde los ancestros habían establecidos sus cortes – ha desarrollado tradiciones originales; sin embargo todas han conservados el uso del yiddish y de algunas practicas comunas. Entre ellas ocupan un lugar destacado el baile y el canto.

El Baal Chem Tov y sus discípulos consideraban la música y el baile como una manera elevar su alma por encima de las impurezas del mundo. Durante las comidas de Sabat, cantaban zemirot (cánticos domesticas) y no dudaban inventar nuevas melodías. Poco después de la muerte del Baal Chem Tov, lz creación y el canto de estos nigounim (melodías) se volvió uno de los pilares esenciales del misticismo jasídico. danse_hassidique_200_px_vertic.jpgEn la concepción jasídica, el nigoun trascenda el lenguaje: es capaz exprimir lo que es inexpresable. Como lo afirma un proverbio jasídico, “el silencio vale más que la palabra, pero el canto vale más que el silencio”. Como tal, el nigoun exprime la totalidad de las emociones humanas. Meditativo o exaltado, triste o alegre, su canto se acompaña de balanceos del cuerpo, del pecho y de los brazos; se añaden de eventuales golpes de manos. Estos movimientos corporales, apoyados por una implicación total del hasid en su melodía, pueden generar en el cantor un verdadero estado de trance.

partition_baal_shem_-_ernest_bloch_250px_vertic.jpgLa mayoría de los nigounim se canta sin letra. El texto tiene poco importancia; generalmente aplicado après-coup a la melodía, se reduce a menudo a una palabra simple o a breves onomatopeyas como  “doy doy doy” o “Ya-ba-bam”. La esencia del nigoun reside en realidad en la kavanah (la intención) que surge del cantor; no importa el material melódica o textual utilizado. Una tal filosofía explica en parte las numerosas citas a las melodías rusas, ucranias, polacas, húngaras, rumanas o turcas que abundan en este catálogo. Encontramos también melodías de marchas napoleónicas, testimonio de la inmensa esperanza suscitado en los Judíos por la entrada de las tropas francesas en Polonia.

El catálogo musical jasídico se revela así extremadamente variopinto del punto de vista estilístico. Basado en una combinación de elementos melódicos judíos y no-judíos vocales y instrumentales, métricos y de ritmo libre, no presenta aspecto unívocos. Es particularmente difícil a clasificar y a caracterizar. Según André Hajdu y Yaakov Mazor (1972, E.J. 7, 1424-1425), los hasidim, ellos mismos, denombran tres grandes categorías de  nigounim :

  1. cd_143_couv_220_px_vertic.jpglas melodías de mesa (tish nigounim). Estaban cantados antes en la mesa del tsadik antes o después las comidas. Son melodías bastante largos, de carácter muy meditativo, con ritmos libres o métricos. La mayoría de estas no contienen letras; los escasos textos utilizados provienen esencialmente de la liturgia de Sabat,  y especialmente de los zemirot (cánticos).
  2. las melodías de baile. Estas melodías poseen una estructura generalmente periódica y simétrica; a menudo están compuestos por un pequeño numero de motivos melódicos (generalmente dos o tres) sometidos a variaciones simples. Aproximadamente la mitad de estos nigounim contiene un corto versículo bíblico o litúrgico próximo a la melodía de manera más o menos repetitiva.
  3. La música de tipo instrumental concierna melodías de valses, de marchas o de melodías como las interpretadas durante el peregrinación de Meron en alta Galilea.

juifs-hassidiques-dans-le-quartier-de-williamsburg_300_px_larg.jpgDurante casi dos siglos, las diferentes dinastías jasídicas crearon y transmitieron un gran numero de nigounim. Algunas fueron notadas; otras eran el objeto de grabación al inicio del siglo. Al apogeo del movimiento jasídico, conjuntos instrumentales, cantores y compositores de nigounim fueron relacionados en permanencia con la corte de los tsadikim. Jazzanim estaban contratados para ensenar las melodías creadas recientemente a los peregrinos quien, en periodo de fiesta, venían en masa escuchar la enseñanza de los rabis. La segunda guerra mundial y la masacre de los Judíos en Europa oriental han puesto fin a este universo.

Hoy, los principales corrientes jasídicos están establecidos en los Estados Unidos, y en Israel. El catálogo musical ha mucho evolucionado: se ha estandardizado y agotado del hecho de su difusión mediática (conciertos, discos, radios, etc.) y de la notación musical occidental que es por naturaleza normativa.

Fuente : Hervé Roten, Musiques liturgiques juives – Parcours et escales

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